martes, 23 de marzo de 2010

El tema de los grises.

En la actualidad se han puesto en pugna una multiplicidad de intereses que se posicionan en polos opuestos y dicotómicos, aquello que el lenguje coloquial conviene en denominar la lucha entre blancos y negros.

Ahora bien: los blancos y los negros son los sujetos dominantes en la discusión y son los que establecen la agenda a seguir en torno a los temas arguídos. Pero hay un problema acá y es que ambas posiciones tienden a polarizar el contexto y a generar posiciones encontradas, casi siempre, antagónicas. El problema de estas polarizaciones, es que su sustento se suele cimientar en el propio antagonismo ("elegimos el negro, porque no somos blancos") y no se suele, como decía una amiga, poner en el tapete la cuestión de fondo. La elección polarizada se sustenta en una negatividad cuasi dialéctica, que olvida necesariamente el orígen de ese espiral.

Sin embargo, y para suerte de algunos, existen los grises: aquellos que creen que ni los conejos blancos, ni los negros son el reflejo de un panorama político profundo. Los conejos grises no se rigen por el "¿quién?", sino por el "¿por qué?"; filtrándose por las grietas que las columnas espesas no se preocuparon por remachar.

Pero los blancos, los negros y los grises no podemos convivir bien: los negros acusan a los grises de ser funcionales a los blancos; los grises, por diferenciarse de los negros, se acuestan con los blancos; los blancos se rien y tocan por debajo de la mesa a los grises, quienes acusan con denunciarlos si siguen abusando de ellos.

La cuestión aquí, es que los grises no se han transformado en la voz política dominante. Su postura política es comprada como cotillón por parte de la mass media. El hito discursivo de la problematización de fondo, queda socavado por las fuertes personalidades de los blancos y de los negros. Subyugados, los grises pretenen diferenciarse de uno y de otro con fervor. Si pudieramos plantearnos la coyuntura dibujada sobre una línea en el piso de una plaza, y posicionáramos al negro y al blanco en una punta, y al gris en el medio (sin querer aducir, de ninguna manera, que el gris es una posición intermedia, y no una alternativa) las diferencias con un polo, inevitablemente lo acercan al otro.

En tanto el gris se encuentre bajo el ala de una posición dominante, va a actuar en ese escenario político para una u otra parte.