martes, 12 de enero de 2010

¿Economía política o economía económica?

Si nos remontaramos al orígen del estudio de la economía como ciencia, nos econtraríamos como horizonte, el estudio de los comportamientos, no meramente individuales, sino societales. Desde una perspectiva macro, vemos que los precursores de las ciencias economicas -desde los fisiócratas hasta Marx- se inscriben bajo un marco teórico que estudia la producción, la distribución, el intercambio y el consumo bajo una lógica interaccional.
Sin ignorar las circunstancias contextuales que otrora atravesaron a los fisiócratas, éstos denominaron sus propios estudios como "Economía política" (political economy). Podríamos adjudicar dicha conjunción a la opereta monárquica, cuya superposición de poderes, fácilmente confundía los límites existentes entre la política y la economía. Sin embargo, desde el marxismo -bajo una coyuntura eminentemente capitalista- designa de la misma manera a dicha ciencia en donde base y superestructura se retroalimentan y no se las concibe como entes aislados.

El quiebre se presenta cuando el sujeto de estudio se reduce a una escala microsocial: es decir, al individuo. Bajo una corriente denominada neoclasica, los exponentes de dicha corriente se avocaron al estudio de los comportamientos individuales incurriendo en causantes psicológicos de la conducta humana. A la manera de otras ciencias propiamente mecanicistas (p.e physics), la economía se apropio del sufijo que lo haría una ciencia natural: la economía política pasó a denominarse la economía (economics). Esta nueva convención científica pretendió despojar de todo componente social y político a la economía como ciencia.


Hoy día estamos envueltos en una disputa similar en lo que al BCRA respecta. Su carta orgánica fue reformada en el 94 siendo en la década menemista el FMI un visible aliado. ¿Porqué digo visible? Porque bajo la política de endeudamiento que llevó a cabo el gobieron menemista, el FMI tomó prestada la libertad de poder incidir en la política económica del gobierno mencionado y, de esta manera, llegar hasta el órgano económico máximo de un país: el Banco Central.

El artículo 3 de la carta orgánica del Banco central dice lo siguiente:
"En la formulación y ejecución de la política monetaria y financiera el Banco no estará sujeto a órdenes, indicaciones o instrucciones del Poder Ejecutivo nacional."
Uno supone que para que una democracia funcione apropiadamente, debe haber independencia de los tres poderes (ejecutivo, legislativo y judicial), no obstante, la independencia de este cuarto poder puede ser nociva. Ese artículo es neoliberalismo puro.


La política jamás puede estar separada de la economía, porque la economía no se autorregula.

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